miércoles, 22 de mayo de 2013

Teen Moms: geografía de los embarazos adolescentes en EE.UU.

Desde Europa solemos tener una percepción bastante monolítica de Estados Unidos aunque la cantidad y variedad de ficción estadounidense que consumimos resulta, podríamos decir, muy didáctica en este sentido. La escala continental del país, su modelo organizativo fuertemente federal y la enorme variedad de culturas y creencias religiosas que marcan la vida de muchas comunidades a escala local (aun cuando muchas de ellas son minoritarias dentro del conjunto del país) dan como resultado un país mucho más complejo de lo que podemos pensar desde el exterior.

Un ejemplo tanto de complejidad como de fenómeno con una importante huella mediática dentro y fuera de EE.UU. son las teen moms (aproximadamente traducibles por "madres adolescentes", aunque incluye a las madres de 18 y 19 años, que técnicamente son mayores de edad). Aunque las cifras están mejorando (tal y como aparece en este artículo de The Atlantic Cities), el éxito de realities como Teen Mom (producido por MTV y emitido en España entre otros países) ha puesto de actualidad el tema.

Las protagonistas de la segunda temporada de Teen Mom. Farrah Abraham (arriba
a la derecha) ha aprovechado su paso por el programa para dar el salto a la fama mediante
tácticas ya ensayadas con éxito por las muy conocidas Paris Hilton o Kim Kardashian.


Este fenómeno es un ejemplo paradigmático de la ya comentada complejidad de EE.UU. y está relacionado con numerosas cuestiones económicas, ideológicas y religiosas (no estando siempre clara la división entre estas dos últimas). La combinación de esos factores da lugar a la distribución geográfica de nacimientos de hijos de madres adolescentes que muestra el siguiente mapa:

Nacimientos de madres entre 10 y 19 años (inclusive) por cada 1.000 habitantes.

Un vistazo rápido al mapa basta para detectar un patrón general: la tasa es claramente mayor en los estados del Bible Belt (el cinturón bíblico o conjunto de los estados más religiosos del país). Los límites del cinturón bíblico están bastante definidos y cualquier europeo empapado de cultura pop norteamericana sabría citar unos cuantos con sus tópicos correspondientes. En cualquier caso, el siguiente mapa muestra un resumen de una encuesta realizada por Gallup sobre la religiosidad en distintos estados de la unión:





Los estados más oscuros son más religiosos que la media de EE.UU.

La coincidencia entre ambos indicadores es notable, siendo quizás Utah la excepción más llamativa, aunque puede explicarse por la estricta adherencia de la mayoría de mormones (responsables de la alta religiosidad del estado) a los preceptos de su fe, incluyendo la castidad hasta el matrimonio.El resto de los estados más religiosos tienen tasas de embarazos adolescentes llevados a término dentro de los dos umbrales superiores, con la única excepción de Carolina del Norte. Nuevo México y Arizona son excepciones menos llamativas, especialmente Arizona (un estado tradicionalmente republicano) y más teniendo en cuenta que estamos comparando mapas con umbrales relativamente amplios.

El tercer factor (junto con la religiosidad y la ideología, habitualmente amalgamadas) es el nivel socioeconómico, generalmente más bajo en los estados con mayores tasas de embarazos adolescentes. Este factor influye muy negativamente en el acceso a medios anticonceptivos y de interrupción del embarazo (que no están subvencionados o son inexistentes en los estados más religiosos y/o conservadores, lo que los encarece u obliga a un desplazamiento a otro estado), de modo que la tasa de embarazos adolescentes y el porcentaje de éstos que se llevan a término es mucho mayor. El siguiente mapa resulta muy informativo al respecto:

 Porcentaje de counties sin clínicas abortistas.

El acceso al aborto es mucho más sencillo en los estados costeros más ricos y poblados (especialmente en el noreste), de nuevo con la excepción de Nuevo México, que tal vez mereciera un análisis más profundo del que cabe realizar en esta breve nota. En cualquier caso, esta distribución del acceso al aborto (y otras cuestiones como las que se mencionan en este artículo de The Atlantic Cities) hace pensar que el acceso a anticonceptivos y a la interrupción del embarazo en Estados Unidos atiende en buena medida a factores socioeconómicos, lo que lo convierte en buena medida en un problema de clases.

Sea como sea, no parece que el salto a la fama de las teen moms de la MTV sea el modelo de actitud vital que necesitan las adolescentes del bible belt y otros red states.



Bonus: Curiosamente, los estados más religiosos coinciden en buena medida con los que tradicionalmente habían cultivado algodón y tabaco, alentados por el clima subtropical húmedo del sureste de EE.UU., pero eso es tema para otra ocasión.



sábado, 18 de mayo de 2013

"Todos sobre Zanzíbar", de John Brunner

En 1968 se publicó una de las novelas más proféticas de la larga y abundante lista de obras que ha dado la ciencia-ficción en su vertiente más especulativa y anticipatoria. Todos sobre Zanzíbar (Stand on Zanzibar) de John Brunner se lee hoy no como una fantasía futurista que jamás llegó a suceder, sino como una crónica de lo que podría ser nuestro mundo si las cosas hubieran sido un poco (sólo un poco) distintas desde 1968.



John Brunner nació en 1934 en un pueblecito del condado de Oxfordshire, en Inglaterra y murió en el año 1995 en Glasgow. Desde que escribió su primera novela a los 17 años mantuvo un espectacular ritmo de producción literaria que nos ha legado varias obras maestras del género, especialmente a partir del momento en el que dejó atrás sus inicios en la Space Opera y empezó a experimentar con el formato de novela.

Todos sobre Zanzíbar es una de sus obras más experimentales, aunque toma prestadas muchas ideas de John Dos Passos tanto en el tono como en la estructura, a la vez que delata un empacho (que no indigestión) del pensamiento de Marshall McLuhan por parte de Brunner. La estructura de la novela busca simular un efecto de sobrecarga informativa mediante escenas cortas y sin aparente relación entre sí repartidas en cuatro tipos de capítulos: capítulos de continuidad (que hacer avanzar la mayor parte de la trama), breves retratos de personajes, pasajes descriptivos y capítulos de contexto (fragmentos de obras literarias, transcripciones de anuncios o titulares de periódicos  pertenecientes al mundo en el que se desarrolla la novela).

Esta estructura presenta varias ventajas, aunque algunas sólo se han hecho patentes más de 40 años después de la publicación del libro. En primer lugar, Brunner utiliza habilmente los capítulos de contextos y los pequeños estudios de personaje intercalados con la trama para evitar los diálogos expositivos o los infodumps que de otra forma se harían necesarios para que el lector se hiciera una idea del mundo de la novela, cumpliéndo así la máxima de "enseñar, no contar". Por otra parte, el truco metaliterario de citar obras existentes en el mundo de la novela como si fueran reales ayuda al lector a familiarizarse con el universo narrativo que habitan los personajes y con la peculiar jerga que Brunner desarrolla para ese 2010 ficticio en el que transcurre la narración. Esto que en 1968 eran hallazgos narrativos de primer nivel inéditos en la ciencia-ficción son una de las claves de la longevidad de la obra. Lo que en su día era sobrecarga de información tiene la variedad de tonos, la brevedad hipersintética y el ritmo acelerado de la era de Twitter, Youtube y la omnipresencia de Internet.

Este tour de force literario envuelve una historia de espionaje, megacorporaciones y obsesión por el perfeccionamiento humano que parte de un problema demográfico y geopolítico: la población mundial se aproxima rápidamente a los 7.000 millones de personas, en un mundo donde, sencillamente, no hay sitio para todos. Brunner parte de esa premisa e imagina cómo sería una sociedad futura marcada por el miedo a desbordar la capacidad del planeta (el título de la novela sirve como ejemplo visual del espacio que ocuparía toda la humanidad reunida en un mismo lugar, a la vez que intenta transmitir la sensación de ausencia de intimidad y espacio vital que supone la extrema proximidad inevitable y constante con otros seres humanos). En el mundo imaginado por Brunner las sexualidades alternativas y no reproductivas están asimiladas como normales, mientras que las políticas de control de la natalidad han calado en la población hasta el punto de que se desprecia a quienes deciden tener más de dos hijos (a menudo motivados por creencias religiosas). En este mundo de ciudades superpobladas y recursos escasos hay quien no puede soportar la presión y la erosión del espacio personal hasta el punto de estallar y sembrar el caos en un rapto de locura.


Precisamente la sorprendente ausencia de estos raptos de locura y la larga historia de paz y asimilación de los colonizadores de una pequeña nación africana constituyen otro eje de la trama y dan pie al autor para introducir otro de los temas centrales de la novela: la descolonización y sus consecuencias sociales y geopolíticas, así como la emergencia de nuevas potencias (anticipando muy acertadamente el importante papel que han tenido los dragones asiáticos en las últimas décadas). El equilibrio entre la escala personal y la mundial que propicia la peculiar estructura narrativa de la novela le permite a Brunner presentar una reflexión a varios niveles sobre la geopolítica de un mundo en el que las megacorporaciones tienen de facto más poder que muchas naciones soberanas.

Por supuesto, no todo son aciertos. Aunque se suele hablar de él como uno de los pioneros del cyberpunk, Brunner no vio venir en 1968 la revolución informática que en buena medida ha dado forma a nuestro mundo. En el 2010 de Todos sobre Zanzíbar no existen los ordenadores personales ni Internet, dando como resultado un mundo muy distinto del que conocemos. Aun así, hay pequeños toques de genialidad como la idea de insertar avatares personalizados en los productos de entretenimiento, que se puede ver como un anticipo de nuestros actuales avatares, aunque aquí se inserten en un panorama mediático mucho más asimétrico que el que transitamos a día de hoy.

En cualquier caso, Todos sobre Zanzíbar es todavía hoy, tres años después del futuro que pretendía anticipar, una obra maestra de la ciencia ficción que en sus mejores momentos parece un artefacto llegado de un mundo paralelo al nuestro. Uno en el que John Brunner acertó en todo lo que predijo en 1968 y en el que toda la humanidad no cabría de pie sobre Zanzíbar ni, apenas, sobre el conjunto de un mundo que se le empieza a quedar pequeño.

sábado, 13 de abril de 2013

Nikkeijin, la diáspora japonesa.

Aunque existen evidencias de la presencia de migrantes japoneses en diversos lugares del mundo desde mucho antes, la mayor parte de los nikkeijin (en singular nikkei, aproximadamente traducible  por "japoneses de ultramar") son descendientes de japoneses salidos de su tierra natal a partir del inicio de la Restauración Meiji en 1867. Desde la década de 1630 hasta el año 1853, la política de relaciones internacionales de Japón bajo el mando del shogunato Tokugawa seguía el principio del Sakoku (literalmente "país cerrado"), por el que no se permitía la salida del archipiélago japonés a sus habitantes (ni el retorno de los que habían emigrado). Las relaciones internacionales estaban también muy limitadas y eran cuidadosamente vigiladas por el shogunato.

La firma del Tratado de Kanagawa en 1853 (un primer tratado de amistad con EE.UU.) y el fin del shogunato en 1867 marcan el inicio de un cambio radical en la política exterior nipona, que se consolidará a partir de 1885, cuando el gobierno comience a promover activamente la emigración como solución a los problemas de superpoblación del archipiélago, creando tendencias migratorias que pervivirían incluso cuando la iniciativa privada llegó a superar en importancia a las políticas gubernamentales. Estos migrantes (mayoritariamente hombres) salieron de Japón con intención de labrarse un futuro en las colonias del Imperio Japonés o en el continente americano y terminaron asentándose con la llegada de sus esposas y el nacimiento de una nueva generación de japoneses en el extranjero.

La Gran Guerra

El periodo más oscuro de la historia de los nikkeijin es sin duda alguna el de la Segunda Guerra Mundial. La participación de Japón en la guerra a partir del ataque a Pearl Harbor convirtió a los descendientes de japoneses en indeseables en EE.UU. y sus países aliados, a pesar de que buena parte de la población nikkeijin no apoyaba los esfuerzos bélicos de su país de origen. Se estima que 120.000 estadounidenses de origen japonés fueron internados en campos de concentración (aunque el uso del término sigue siendo objeto de discusión entre los historiadores). Otros países, como Perú, expulsaron a gran parte de su población de origen japonés, que fue internada en estos mismos campos. La inmensa mayoría no regresaron.



Familia japonesa esperando al autobús al campo de detención. Hayward, California, 1942.
Fuente: National Archives (http://www.archives.gov)


Los nikkeijin hoy

Los nikkeijin son a día de hoy una realidad cultural y social consolidada, caracterizada por la adaptación a sus países de acogida. Una definición inclusiva del fenómeno engloba a los migrantes de primera generación (issei) dentro de dicho fenómeno, aunque los nikkei son básicamente los pobladores de origen japonés de segunda, tercera y cuarta generacion (nisei, sansei y yonsei respectivamente). El gobierno japonés realiza un importante esfuerzo por mantener un contacto permanente con las comunidades nikkeijin y, a raíz de la inestabilidad económica latinoamericana de los años 80 y de la actual crisis económica, ha implementado políticas que facilitan la migración de retorno. La compleja identidad cultural de los nikkeijin supone un punto de fricción en una sociedad tan recelosa del concepto de "el otro" como la japonesa, tal vez forzada por los hijos y nietos de su diáspora a un cambio de paradigma que haga de Japón una sociedad multiétnica.


Japoneses por el mundo

La mayor parte de los emigrantes salidos de Japón con autorización gubernamental entre 1868 y 1942 lo hicieron en dirección a las por aquel entonces colonias japonesas (como Corea o Taiwán) o a Manchuria, entre otras áreas dominadas por Japón. Estos emigrantes corrieron muy diversa suerte, pero muchos (especialmente los establecidos en Manchuria) terminaron volviendo a su país de origen a medida que la soberanía japonesa desaparecía de dichos territorios. Al término de la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1945, los flujos migratorios se reestablecieron, siendo Estados Unidos y Brasil los principales destinos de los japoneses emigrados (una tendencia ya presente en la época anterior al conflicto bélico, aunque aparecía enmascarada por la afluencia de población a los dominios del Japón Imperial). Debido al retorno masivo de población de las colonias, serán los japoneses asentadoes en estos países y sus descendientes quienes formen el grueso de la actual población nikkeijin. Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores japoneses, casi cuatro quintas partes de la población de origen japonés en el mundo se encuentra repartida entre Brasil y EE.UU. (1.400.000 y 1.200.000 nikkeijin respectivamente, según estimaciones realizadas en 2008). Filipinas y China acogen a la inmensa mayoría de descendientes de japoneses radicados en Asia.

Estos datos no reflejan necesariamente la importancia histórica o social de estas comunidades. Tal es así en el caso de países como Corea del Sur, cuya población nikkeijin arrastra una de las historias más azarosas de la diáspora nipona. Hay que aclarar además que los datos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón tienden a incluir a los ciudadanos japoneses residentes en el extranjero, aún cuando su presencia no se adscribe necesariamente al fenómeno de los nikkeijin, sobredimensionando así la presencia japonesa en algunos países europeos como el Reino Unido, cuya población de origen japonés consiste fundamentalmente en expatriados y residentes temporales de muy reciente asentamiento.



 Postal antigua del vapor japonés Kasato-Maru atracado en el puerto de Santos.



A continuación realizaremos un breve repaso a algunos de los principales lugares de asentamiento de emigrantes japoneses, con especial atención al continente americano, ya que la población de origen japonés allí asentada es la que más claramente corresponde al concepto de nikkei que estamos tratando. Algunos asentamientos de especial interés serán tratados brevemente dado su carácter excepcional.


Población de origen japonés en Brasil.


El primer gran contingente de migrantes japoneses llegó a Brasil en el año 1908 a bordo del vapor Kasato-Maru, con intención de enriquecerse rápidamente con el trabajo en las plantaciones de café en torno a São Paulo y regresar a su país. La situación que encontraron fue más dura de lo previsto, con condiciones higiénicas y laborales paupérrimas. La única solución para mejorar su situación era organizarse en asociaciones y cooperativas, además de ir comprando pequeñas parcelas que pudieran explotar como propietarios. La prohibición de entrada a EE.UU. a partir de 1924 y un empeoramiento en las condiciones de vida en el Japón rural desde 1917 convierten a Brasil en el principal destino americano de la migración japonesa. Más de la mitad de los japoneses emigrados a Brasil antes de la Segunda Guerra Mundial entrarán en Brasil entre los años 1928 y 1935.

Brasil comienza a restringir la entrada de trabajadores extranjeros en 1934, lo que unido al conflicto bélico paraliza casi por completo la migración japonesa a este país. A partir de 1950 se recupera el contacto entre ambos países y cambia radicalmente el perfil de los nikkeijin brasileños, que dejan de ser simple mano de obra barata y adquieren acceso a la educación. A partir de la década de los 60, muchas familias de origen japonés administran sus propios negocios y la convivencia entre los nikkeijin y lotros brasileños se estrecha hasta tal punto que los matrimonios multiétnicos son algo común en la década de los 70. A día de hoy, Brasil acoje la mayor (y seguramente la más integrada) comunidad de nikkeijin del mundo.

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Lovefoxxx (en el centro), la cantante del grupo CSS (Cansei de Ser Sexy) es brasileña de origen (parcialmente) japonés.


Población de origen japonés en EE.UU.

Como primer país en establecer una relación diplomática fluida con el Japón de la Era Meiji, Estados Unidos se convirtió en el principal destino de los emigrantes japoneses fuera de los dominios imperiales. Entre los años 1895 y 1924 cerca de 200.000 japoneses emigraron al archipiélago de Hawai'i (como trabajadores en las plantaciones de caña de azucar y piñas) y 180.000 a los EE.UU. continentales, concentrándose especialmente en la costa occidental, en muchas de cuyas grandes ciudades comenzaron a aparecer los llamados japantowns. La composición poblacional de los nikkeijin estadounidenses fue variando a lo largo de este periodo, ya que a partir de 1907 EE.UU. dejó de permitir la entrada a trabajadores japoneses, limitando el flujo migratorio a las familias de los nikkeijin ya establecidos en el país. En el año 1924, EE.UU. cerró sus fronteras al flujo migratorio japonés.

Las duras leyes estadounidenses de naturalización dificultaban enormente la integración de los japoneses y sus hijos. Esta situación se hará aún más difícil con la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial, que llevará a las autoridades estadounidenses a internar a 120.000 nikkeijin establecidos en California, Oregón, Washington y Arizona en campos temporales de detención. Esta política da una idea de hasta qué punto se había instalado un sentimiento antijaponés en EE.UU. y del calado institucional que había logrado. A pesar de ello, muchos nisei demostraron su compromiso con el país en el que habían nacido sirviendo con honores en las fuerzas armadas. La participación de estos nikkei de segunda generación fue fundamental para derribar las barreras raciales existentes y lograr avances en las políticas de naturalización (que cambiaron a partir de 1954). En Hawai'i, el colectivo de veteranos de guerra nikkeijin se convirtió en una fuerza política de primer orden, con un papel destacado en la declaración del archipiélago como estado de la Unión.

En la actualidad, el colectivo nikkeijin estadounidense es el segundo más importante del mundo y sus integrantes se concentran fundamentalmente en los estados costeros occidentales y en Hawai'i, donde suponen casi una quinta parte de la población según el censo americano del año 2000. Las escuelas japonesas fundadas por los primeros japoneses llegados al archipiélago conservan una gran importancia cultural.


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 Imagen de portada de la página en Facebook del Nisei Veterans Memorial Center.


Población de origen japonés en otros países americanos.

Además de Brasil y EE.UU., otros países americanos acogen importantes comunidades nikkeijin, como es el caso de Canadá, México, Perú, Argentina o Bolivia. La historia de estas comunidades es similar a la ya detallada para dichos países: una primera oleada migratoria empleada como mano de obra barata, un parón de los flujos durante la Segunda Guerra Mundial y una nueva oleada bajo mejores condiciones sociales y de asimilación y de carácter marcadamente más urbano. Tanto México como Canadá siguieron políticas similares a las de EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial, con relocalizaciones forzosas e internamientos en campos de detención en el caso canadiense. Gran parte de los nikkeijin peruanos fueron forzados a desplazarse a campos de detención estadounidenses y sólo se permitió regresar a Perú a una pequeña parte de ellos. Otros países, como Argentina, permanecieron neutrales durante parte del conflicto, lo que mitigó el impacto en la población de origen japonés. La mejora en la integración y la movilidad social del colectivo nikkeijin a partir de los años 60 ha sido espectacular, con ejemplos tan destacables como el del ex-presidente peruano Alberto Fujimori.

 
Alberto Fujimori, también conocido en Perú con el sobrenombre de "El Chino" Fujimori.


Otros conjuntos de población de origen japonés

La población de origen japonés en Corea del Norte es de interés por las peculiares circunstancias que han llevado a su conformación. Esta población tiene un cuádruple origen: prisioneros de guerra japoneses procedentes de la antigua unión soviética, japoneses emigrados a Corea acompañando a cónyuges japoneses de origen coreano, asilados políticos de extrema izquierda y ciudadanos japoneses secuestrados por el gobierno norcoreano. Gran parte de los ciudadanos coreanos retornados desde Japón son en realidad originarios de Corea del Sur, acogidos a una política de retorno diseñada por los gobiernos de Corea del Norte y Japón a mediados de los años 50, que supuso una inyección de población para el régimen de Corea del Norte y una oportunidad para Japón de librarse de más de 90.000 "extranjeros".

Otros grandes conjuntos de descendientes de japoneses incluyen asentamientos en China y Filipinas, remanentes de la época colonial de Japón. La cercanía geográfica de Filipinas y su importancia para el tráfico marítimo han favorecido un contacto continuado entre los habitantes de estos asentamientos y su país de origen. En cuanto a China, a la presencia japonesa en la región de Manchuria se suman los japoneses expatriados en Hong Kong y Taiwán, mayoritariamente dedicados a los negocios.

La presencia japonesa en Europa corresponde mayoritariamente a estudiantes y expatriados dedicados a los negocios (y acompañados en ocasiones de sus familias). Existe un pequeño número de residentes permanentes, pero el fenómeno no es comparable al de la migración a América. En España residen algunos nikkeijin sudamericanos, desplazados por la mala situación económica y el clima político del continente en los años 70 y 80.

sábado, 6 de abril de 2013

Migraciones y culturas urbanas: de cómo el ska cruzó el charco

La música popular (en su acepción más moderna o entendida como música folk) siempre ha acompañado los desplazamientos migratorios (y comerciales) del ser humano. La migración forzada asociada a la esclavitud acabó llevando a América lo que luego sería el blues (y lo que luego serían el hip-hop y muchos géneros populares sudamericanos). Por su parte, el contacto constante entre España y sus antiguas colonias posibilitó la evolución de los palos "de ida y vuelta" del flamenco (como las colombianas).

Un caso particular, cuyas consecuencias siguen siendo perceptibles en la cultura popular de nuestro tiempo (entendida aquí en su acepción de cultura pop) es el de los caribeños llegados a las grandes ciudades británicas durante la 2ª Guerra Mundial y, sobre todo, en los años inmediatamente posteriores. Aunque ya existia un contingente importante de afrocaribeños en ciudades como Londres o Birmingham, la necesidad de trabajadores que alimentaran la economía de guerra y la recuperación posterior llevó al gobierno del Reino Unido a una postura favorable a la admisión de inmigrantes de las Indias Occidentales que duró hasta inicios de los 60, atrayendo a una numerosa población de países como Jamaica, que llevaron consigo su cultura y su música y supusieron la punta de lanza de la influencia caribeña en la cultura popular anglosajona y europea.

Dos trabajadores de afrocaribeños fabrican un coche en Inglaterra en 1941.
FUENTE: Archivos del Imperial War Museum

Una de las culturas urbanas juveniles surgidas del panorama de la posguerra británica eran los mods (probablemente una abreviatura de modernists), herederos de una tradición beatniks y bohemios especialmente fuerte en Londres. La cultura y la estética mod tuvieron su punto álgido en los años 60, durante la época del Swinging London, disgregándose posteriormente en varias culturas urbanas con diversos grados de implantación y pervivencia.

Una de estas culturas urbanas es la de los skinheads, heredera directa de los hard mods: mods de clase obrera menos dados a la bohemia y considerablamente menos esteticistas. Este origen obrero tendrá una influencia directa sobre algunos elementos de la posterior estética skinhead, como las botas de trabajo. En esta transformación de los hard mods en una nueva tribu urbana tendrá una influencia capital su convivencia con la población jamaicana en los mismos barrios de las grandes ciudades británicas. Del mismo modo que los beatniks y los mods estaban fascinados por determinados aspectos de la cultura negra, como el jazz o, posteriormente, el soul, los skinheads se sintieron atraídos por la música y la cultura jamaicanas, mucho más underground y alejadas de la cultura hippie hacia la que habían derivado muchos urbanitas británicos de clase media. La cultura nativa y la de los inmigrantes acabaron confluyendo en un híbrido que tomaba elementos de ambos.

La convivencia entre hippies y skinheads no siempre era pacífica.
Aquí, un grupo de skinheads pasea por Picaddilly Circus.
FUENTE: "Back On The Streets

Efectivamente, fue la cabeza de puente establecida por la población jamaicana  emigrada al Reino Unido la que dio lugar al movimiento skinhead original, primero en adoptar como propios elementos de la cultura jamaicana como el ska o algunos de los aspectos estéticos introducidos por los rude boys, sus antecesores directos en Jamaica. Muchos de estos aspectos resurgirían en el posterior revival del ska, reelaborándose constantemente, al igual que los elementos fundacionales de la cultura skinhead, que acabaría alejándose de sus orígenes en la cultura afrocaribeña y (en la mayoría de sus numerosas subdivisiones) definiéndose políticamente, con tendencia hacia los extremos del espectro político. Sí ha pervivido una cierta identificación del ska con culturas urbanas de perfil relativamente contestatario (más que en el caso del reggae, cuya introducción en la cultura mainstream fue más comercial y cuyo atractivo parece más universal a pesar de asociarse con la cultura de la marihuana). Sea como sea, ha llegado muy lejos desde que vino a Europa como polizón acompañando a la diáspora jamaicana.

 
Rude boys jamaicanos en Londres.
FUENTE: Wikipedia


Skinhead de los primeros tiempos del movimiento.
FUENTE: Wikipedia




viernes, 1 de marzo de 2013

Población flotante en los distritos de Londres. Una aproximación somera.

La medida de una ciudad nos la dan, generalmente, sus habitantes. El número de estos y su relación con el espacio que ocupan (en pocas palabras, la densidad de población) nos permiten hacernos una idea general de su magnitud. No obstante, la población urbana no es estática y lleva varias décadas siéndolo cada vez menos, gracias a la popularización de medios de transporte público y privado, que ha facilitado los movimientos pendulares (centro-periferia) y los movimientos en anillo (entre distintas áreas de los anillos periféricos). Esto supone que las cifras de población y densidad que obtenemos del censo, padrón o fuentes similares nos dan una información parcial: la del número de personas que residen habitual y oficialmente en las ciudades. En cierto modo, la población que duerme en las distintas áreas de cada ciudad. La población diurna, por otra parte, es una combinación (en proporciones muy variables) de residentes, turistas (y visitantes), estudiantes y trabajadores por cuenta propia o ajena. Así, para el caso de Londres y sus 32 distritos (o boroughs), el siguiente mapa da una idea general de la distribución de esta población (a la que llamaremos población flotante) en el Área Metropolitana de Londres:


(FUENTE: "under the raedar")


Con los datos originales (disponibles aquí) podemos realizar una comparación sencilla de la distribución de la población residente (de acuerdo a las estimaciones de la Greater London Authority) y de la población flotante en sus distintas categorías, así como del peso que tiene ésta con respecto a la población residente en cada uno de los boroughs. Como guía general tomaremos el siguiente mapa de los distritos de Londres:



Dentro de estos 32 distritos, la población se distribuye como indica el siguiente mapa:


Las diferencias no son especialmente acusadas (todos los porcentajes son inferiores al 5%), pero llama la atención que el único distrito donde reside menos de un 1% de la población sea el de City of London. Esta escasez de población residencial (normal en un distrito fundamentalmente comercial y de oficinas) será muy importante a la hora de determinar la proporción entre población residente y flotante.


En el caso de esta última, la distribución porcentual aparece indicada en el siguiente mapa:


En este caso las diferencial porcentuales son mayores, yendo desde porcentajes inferiores al 2,5% en varios distritos periféricos hasta casi un 10% en Westminster y más de un 5% tanto en la City como en Camden. Más adelante desagregaremos turistas (y visitantes sin pernoctación) y trabajadores, pero por el momento, la comparación general entre población residente y flotante queda de la siguiente manera:


Asignando a la población residente el valor de 1 y comparando con la población flotante podemos saber cuántas veces es mayor una que otra. La mayoría de los distritos periféricos (especialmente al noreste) tienen una población flotante algo inferior a la población residente (en ningún caso inferior a 4/5 de esta), mientras que algunos ganan población, sin que esta llegue a ser más de vez y media la población residente. Los mayores índices de crecimiento se dan en los distritos más céntricos, que concentran un mayor porcentaje de la población flotante. Esta llega a tener dos veces y media la magnitud de la residente en Camden y casi cinco veces en Westminster, pero llega a la espectacular cifra de 61,5 veces la población residente en el distrito de la City. Desagregando por trabajadores y visitantes tendremos información más detallada sobre estos tres distritos.


En primer lugar, la distribución de trabajadores:


Esta distribución coincide bastante bien con la de la relación entre población residente y visitante, lo que da una idea de la importancia de la población trabajadora frente a la visitante en el conjunto del Greater London. En cualquier caso, la mayor concentración se da, de nuevo en los distritos más céntricos.

Comparando población trabajadora con población residente obtenemos el siguiente mapa:


En este caso son los distritos de Camden, Westminster y la City los que presentan un balance positivo, junto con Tower Hamlets. En concreto, a población trabajadora de la City es casi 45 veces la población residente. Parece claro que la mayoría de la población flotante que llena la City durante el día es población trabajadora.

Por su parte, los turistas y visitantes se distribuyen de la siguiente manera:


Casi una tercera parte se distribuye entre Camden, Westminster y la City (5,3%, 13,3% y 11,3% respectivamente, mientras que los distritos más residenciales reciben menos de un 2,5% cada uno. La distribución no es muy diferente de la que presentan la población trabajadora y la población flotante en general, lo que hae pensar que hace pensar que los lugares de mayor atractivo turístico coinciden en buena medida con los principales centros de trabajo y se concentran en los mismos distritos.

Respecto a la población residente, la distribución es la siguiente:


 Únicamente en la City el flujo de visitantes es mayor que la población residente (unas 16 veces mayor), aunque es considerablamente inferior al de población trabajadora. Salvo algunos de los distritos centrales, el resto del Greater London recibe un flujo de visitantes inferior a una cuarta parte de la población local (y en muchos casos inferior a una décima parte). Es decir, por sí solos los flujos turísticos tienen en general una entidad muy inferior a la de la población local, aunque su superposición con los flujos de trabajadores amplifica fenómenos de movilidad urbana de por sí muy interesantes y de gran importancia.


Los datos originales contienen además información sobre niños menores de 4 años y en edad escolar y sobre estudiantes a tiempo completo, además de desagregar las categorías de trabajadores (por cuenta propia y ajena) y de turistas y visitantes (incluyendo información sobre nacionales del Reino Unido y extranjeros), lo que permite un estudio aún más detallado de cada uno de los factores y sus relaciones, aunque supera con mucho las ambiciones de este somero repaso de algunos de los rasgos básicos de la población flotante londinense.

viernes, 22 de febrero de 2013

Del SoHo a Triball, un paseo por el lado gentrificado de la vida.

Aunque es habitual pensar en grandes migraciones cuando se habla de movimientos de población, a escala de ciudad y barrio también se producen desplazamientos y transformaciones importantes en el perfil socioeconómico de los habitantes.

A grandes rasgos, el proceso que lleva a la gentrificación comienza con la fiebre del sueño americano (casa en las afueras, dos coches, dos niños, perro y/o gato, etc), que alimentó los suburbios americanos desde los años 50, y su reflejo europeo (no idéntico, pero asimilable a un mismo fenómeno de cara a lo que nos interesa para esta breve nota). La dispersión urbana (coincidente en sus primeros años con el baby boom) comienza entonces a modificar los hábitos de vida de los habitantes de las grandes ciudades, inaugurándose la era del conmuting o desplazamiento pendular centro-periferia. Los nuevos espacios residenciales son menos densos y considerablemente menos complejos (este modelo favorece la concentración de comercios y otras actividades de ocio y servicios en grandes centros comerciales, claramente diferenciados de las áreas residenciales) mientras que los centros urbanos se devalúan como espacios residenciales y pierden también complejidad, especializandose como espacios turísticos (en el caso de muchos centros históricos europeos) o como CBDs (Central Business Districts: Distritos Centrales de Negocios, la ya clásica imagen del centro urbano como espacio de concentración de oficinas).

Junto con esta especialización del centro urbano, se produce un progresivo abandono de gran parte de los barrios de su entorno, ocupados por los habitantes que no han podido escapar a los suburbios. Minorías étnicas, pensionistas y habitantes tradicionales de estos barrios (especialmente aquellos de clases sociales más bajas) permanecen en estos espacios, que a menudo se degradan por falta de inversiones, olvido institucional o simplemente problemas sociales derivados del escaso nivel económico de sus habitantes. Estos barrios componen el apocalíptico paisaje urbano de la cultura pop de los años 80. A saber: el Times Square de los viejos tiempos, plagado de borrachos, librerías porno y clubs de striptease (y su equivalente parcial madrileño: las meretrices de la calle Montera y del entorno de la calle Ballesta, que volverán a aparecer antes del final de esta breve nota); el CBD de Los Ángeles, cercado por mendigos y exagerado (pero no tanto) en el futuro cercano de Blade Runner; los destartalados distritos industriales en desuso casi a la sombra del desaparecido World Trade Center en Nueva York o inmediatamente al sur del Támesis en Londres. Estos espacios olvidados serán los que serán recuperados en un proceso rápida y cínicamente descrito en las siguientes seis viñetas (para el caso americano, aunque como ya se ha comentado, el europeo es lo bastante parecido como para permitir la analogía):

"El Plan", según Toles.

Viñeta 1: [Los blancos viven en las ciudades]
"La gloria suprema de la civilización"

Viñeta 2: [Las minorías se mudan a las ciudades]
"Hola"
"Adiós"
Viñeta 3: [Los blancos huyen de las ciudades a los suburbios]
"¡Ah, esto está mejor!"

Viñeta 4: [Los blancos se mudan a suburbios del segundo anillo periurbano]
"Las ciudades han muerto. ¡Esto es aún mejor!"

Viñeta 5: [Las minorías se mudan a los suburbios del primer anillo]
"Esto está mejor. Supongo"

Viñeta 6: [Los blancos se vuelven a mudar a las ciudades]
"Funcionó"
[La vasta conspiración blanca de los anillos]


Efectivamente, el abandono de los centros urbanos y espacios aledaños acaba por dar lugar a un retorno de los habitantes de mayor poder adquisitivo, normalmente con la ayuda (generalmente involuntaria) de pioneros urbanos, que ejercen de punta de lanza del proceso. Un proceso típico es el que describe la siguiente tira cómica de Mauro Entrialgo:



En este caso son los artistas jóvenes los que colonizan un barrio degradado, poniéndolo de moda y atrayendo a los yuppies, que lo encarecen y desplazan a la población original (en el caso de distritos residenciales, no tanto en antiguas áreas industriales) e incluso a los propios artistas. El barrio pierde su personalidad original y la nueva personalidad bohemia que ha contribuido a recuperarlo justo a tiempo de convertirse en una atracción turística. Otras veces, son los propios yuppies los que actúan directamente sobre el barrio, adquiriendo propiedades y presionando a los habitantes para abandonar el barrio, especialmente en los casos en los que los inquilinos que viven de alquiler pagan renta antigua.

En cualquier caso, la llegada de los yuppies supone la culminación del proceso de gentrificación (término que tiene su origen etimológico en la palabre inglesa gentry, aproximadamente equivalente al término "burgués"). Suele ir acompañada de procesos de marketing urbano, con cambios de nombre e intentos de generar una marca. Es el caso, en Nueva York, del SoHo (South of Houston Street), Nolita (North of Little Italy) o Tribeca (Triangle Below Canal Street). En Madrid, son muchos los colectivos que denuncian que se está intentando algo parecido con el Triball (Triángulo de la Calle Ballesta).



Para hacerse una idea del proceso, un buen artículo (breve e interesante) es este de Ramón López de Lucio para Paisaje Transversal. Un ejercicio interesante es también revisar las hemerotecas y comprobar lo repentino de la aparición del término Triball, acuñado por la iniciativa privada y enarbolado como bandera para renovar el barrio, hasta ahora un espacio marginado y muy marcado por la prostitución en pleno centro de Madrid. En esta entrevista a Neil Smith para La Dinamo se incluye un interesante inserto sobre el tema. La respuesta ciudadana en Madrid está siendo muy contestataria (si bien no muy conocida, o al menos no tanto como el proceso que se critica), de forma similar a lo que está ocurriendo en Berlín, que es una de las capitales europeas que más está acusando estos procesos.


Por supuesto, todo proceso tiene más de una cara y la gentrificación es un concepto especialmente poliédrico. Lo aquí vertido no es más que una historia muy somera de los actuales procesos de gentrificación (que lleva produciéndose espontáneamente en grandes ciudades desde finales del siglo XIX), sin entrar a considerar en detalle las complejísimas motivaciones y combinaciones de factores que le dan forma. Muchos procesos de gentrificación espontáneos han resultado positivos en muchos aspectos para los barrios que los han experimentado y para las ciudades de las que forman parte. Siglo y medio después del inicio de la gran era de la vida urbana, aún seguimos debatiendo qué hacemos con las ciudades y qué hacen ellas con nosotros y por qué está de moda este barrio si no tiene nada especial.


Bola extra: Este artículo de The Guardian expresa ya desde su titular la complejidad y las contradicciones asociadas inevitablemente a la gentrificación.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Black Sabbath, el sonido que surgió de Mordor

La obra de J.R.R. Tolkien (especialmente El Señor de los Anillos) proyecta una larga sombra que llega hasta nuestros días y va más allá de su profundísima huella en la literatura fantástica (concretamente, en el subgénero de la fantasía heroica). Este artículo [en io9.com] detalla diez de las más curiosas. La conexión Tolkien-metal es una de las más claras y, tal vez sorprendentemente, multifacéticas: no son equiparables la apropiación de temas e imágenes tolkienianas que lleva a cabo Robert Plant [youtube.com] (todavía con un pie firmemente plantado en el hippismo), la épica desbordada de unos Blind Guardian [youtube.com] y sucesores o el culto a la oscuridad con base en las mitologías germánicas y escandinavas tan extendido en las escenas nórdicas del metal [youtube.com].

Sin embargo, aunque seguramente no se pueda hablar de una influencia directa en su música (no al menos en sus orígenes, menos épicos y más oscuros que su segunda etapa), sí que existe una cierta conexión subterránea entre Tolkien y un grupo de músicos de poca monta de Birmingham que acabarían siendo uno de los pilares del heavy metal: Black Sabbath.



Para indagar en esta conexión subterránea es imprescindible acudir a la historia personal del autor ede El Señor de los Anillos: Tolkien, que nació en Bloemfontein, Sudáfrica, se trasladó con su madre y su hermano a Inglaterra siendo muy joven. La muerte de su padre obligó a la familia a buscar la ayuda de los abuelos maternos del joven Ronald. El fallecimiento de su madre, cuando Tolkien tenía 12 años, marca el paso a una dura adolescencia de estudio a la sombra de altas y oscuras torres. El propio autor reconoce la inspiración los paisajes de su infancia y adolescencia, incluyendo la profunda transformación sufrida por el entorno de Birmingham y de la que él mismo fue testigo (reflejado en esta cita en el artículo de Wikipedia sobre las influencias de Tolkien, visible aquí en su contexto).

Ciertamente, la industrialización de Inglaterra (en particular la del Black Country, junto al que vivió J.R.R. Tolkien durante buena parte de su infancia) tiene una importancia histórica innegable y ha tenido un profundo eco en el inconsciente colectivo británico (sin ir más lejos, la ceremonia inaugural de los recientes Juegos Olímpicos de Londres 2012 trató el tema en su primera hora, con un montaje en el que cabría buscar ecos de la industrialización de Isengard y La Comarca). Esta temática de añoranza de la comunión con la naturaleza, personificada en unos hobbits cuya sociedad es una muy idealizada Inglaterra medieval, parece un punto de contacto bastante natural (uno de los pocos) entre el conservador Tolkien y el libertario y festivo movimiento hippie.

Pero mientras los hippies californianos disfrutaban de su edición pirata de El Señor de los Anillos inmersos en la cultura del amor libre y las drogas y la música psicodélica, en Birmingham (la obrera e industrial Birmingham, cuyo transformado paisaje Tolkien había inmortalizado como encarnación del mal al transmutarlo en Mordor) se fraguaba un nuevo sonido que era la antítesis del verano del amor. Un obrero de la siderurgia que había perdido parte de dos dedos de una mano en un accidente industrial (Tony Iommi), un descarriado que traficaba con drogas y no tenía ni el graduado escolar (Ozzy Osbourne), un bajista apodado "viejales" con fijación por el ocultismo (Geezer Butler) y el batería Bill Ward fundaron en 1968 el grupo que terminaría siendo Black Sabbath.



El sonido oscuro, ralentizado y con raíces en un blues primitivo de la encarnación original de Black Sabbath es una de las grandes influencias tempranas del heavy metal. Lejos aún de la épica (y la perfección técnica) de la época de Ronnie James Dio como vocalista, Black Sabbath suenan sucios, poco o nada refinados e incluso peligrosos. Son los marginados, los hijos descarriados de un Mordor deshumanizado e incluso cuando las letras de Geezer Butler muestran una cierta conciencia social (como en el alegato antibélico de "War Pigs" [youtube.com]) el sentimiento y la perspectiva no pueden ser más distintos de los promulgados por el "flower power". Todo ello a través de una crudeza y unas limitaciones técnicas (como el quejido casi antimusical de Ozzy o las cuerdas destensadas para adaptarse a los dedos prostéticos de Iommi) que acentúan la desesperanza y la estética doom and gloom de los considerados, no en vano, padres del doom metal entre otras corrientes musicales de escaso predicamento entre la crítica hasta hace no muchos años.

He aquí esa conexión subterránea de Black Sabbath con la obra de Tolkien (que mutaría y se haría más directa a través del gusto de Dio por la temática épico-fantástica): el doom metal del que fueron pioneros y, más adelante, algunas de las ramas del metal extremo surgidas del amplio árbol que hunde algunas de sus raíces en los riffs de Iommi y compañía son el sonido de Mordor, el de una tierra dominada por elfos corrompidos y convertidos en orcos y el grito de quienes tienen que vivir en ella (y a menudo claman por un retorno a la naturaleza, aunque esta vez de la mano de su señor oscuro). Así pues, ¿a quién puede sorprenderle que, décadas más tarde, los sucesores de Black Sabbath elijan tomar partido por Sauron y sonar como si hubieran surgido de los pozos de la arrasada e industrializada Isengard?


Bonus Track: Aquí [examiner.com], un interesante artículo que profundiza en los vínculos entre Tolkien y el metal. Para una breve pero interesante lista de 10 cosas (más o menos sorprendentes) influidas por Tolkien, este artículo de io9.com merece un vistazo y abre un abanico bastante amplio de hilos de los que tirar.